Autista Corporativo
Aunque el abogado reconoce que este nuevo modo de ver la empresa es un concepto moderno que está ganando cada vez más adeptos alrededor del mundo, él justifica sus apreciaciones en contra basándose dos argumentos principales. En primer lugar, el se basa en la muy gastada frase de Milton Friedman que señala que la obligación de un ejecutivo es producir la mayor cantidad de dinero para sus accionistas. La idea moderna de sociedad corporativa responsable no elimina la idea de Friedman sino que la enriquece con un contenido social que nunca debió estar ausente. Justamente el gobierno británico publicó un documento en el que Gordon Brown2, ministro de Finanzas, llega a decir, “Hoy en día, la responsabilidad social corporativa va más allá de la vieja filantropía del pasado – donar dinero para buenas causas al final del año fiscal… Ahora nosotros necesitamos movernos hacia desafiantes medidas de responsabilidad corporativa, donde nosotros juzguemos los resultados no sólo por el ingreso [financiero] sino también por sus resultados: la diferencia que nosotros hacemos al mundo en el que vivimos, y la contribución que nosotros hacemos para reducir la pobreza.”
En segundo lugar, el abogado hace un análisis de las leyes chilenas y llega a la conclusión que, “A simple vista toda acción corporativa que no esté orientada a maximizar los beneficios de los accionistas está prohibida.” Está muy claro que una empresa no tiene como objetivo legal dedicarse a la filantropía, pero tampoco podemos dejar atada a la empresa a un marco legal que ya no satisface los requerimientos de la sociedad en su conjunto y que es básicamente perfectible. Detrás del llamado a que las empresas asuman un rol social en las comunidades en que se desenvuelven no hay sólo un tema legal sino ético. Y la moralidad pública siempre es más grande que la legislación vigente. Así como no podemos tapar el sol con un dedo, tampoco podemos tapar la responsabilidad social de las empresas detrás de un angosto marco legal.
Finalmente, el abogado plantea que existe una posibilidad para que la empresa pueda “colaborar” con la sociedad. Él sugiere que la empresa debe pensar en los beneficios a largo plazo que podría tener una empresa que entiende que sus consumidores quieren comprar productos a una compañía “más humana.” Lo que nos está diciendo es simplemente, “no hay amor al chancho, sino a los chicharrones.” Desde el punto de vista de la moral cristiana, no podemos permitir que un ente social de fabricación humana adquiera características de autista social incapaz de percibir y sentir lo que ocurre a su alrededor. Detrás de las marcas y fachadas de las compañías, de las acciones impersonales y los marcos legales, existe un colectivo de individuos, entre propietarios y cuerpo gerencial, quienes son los que finalmente establecen las políticas y toman las decisiones que le dan vida a la compañía. La condición humana de la empresa es anterior y superior a sus características legales y a sus intereses financieros y de negocios. Por eso, detrás de la caridad con plata ajena hay personas que no quieren que su plata sea usada en caridad. Así de simple.
1. La Tercera, Chile 28.07.06 p.38
2. Department of Trade and Business. Corporate Social Responsibility. May 2004. www.dti.gov.uk
1 Comments:
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By Anónimo, at 8:12 a. m.
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